El pasaje del nombre “Día del Niño” al nombre “Día de las infancias” no tendría que implicar sólo una cuestión nominal y enunciativa, que las más de las veces opaca sentidos y condiciones de posibilidad. Más bien, y llevará trabajo y tiempo, abre a la cuestión de que podamos hacerle un lugar a las infancias como territorio de despliegue de emociones, pensamientos, aprendizajes, dolores y sueños que representan un patrimonio inigualable de la niñez que cotiza en alza en el presente y en el futuro.
Los “grandes” cómo ellos y ellas nos ven, tenemos la responsabilidad de quererlos, escucharlos, acompañarlos y ayudarlos a que no queden desprovistos de posibilidades y potencialidades -por más dificultad que nos imponga la época- de escribir historias propias y con otros, de cantar canciones, de jugar mucho, de hacer amigos, de aprender cuentas y cuentos, de mirarnos y que en nosotros puedan ver…¡que estamos ahí!
Con motivo del mes de las Infancias la Secretaría de Políticas Sociales, Inclusión y Convivencia de la Municipalidad de Córdoba me invitó a conversar sobre los aspectos que impactan en la infancia en estos momentos críticos.
Primera parte:
Segunda parte